El amor es algo esplendoroso, algo fantástico, es algo tan
fuerte que muda tus días de colores a una escala de grises, tus grises en
negros y los más negros se escapan entre risas y caricias a un mundo que no
sabías que existía hasta que ocurre, hasta que llega.
Los días se suceden, pueden ir muy rápidos o muy lentos y
esto puede ser o no causado por esa máquina que nos bombea sangre, pero desde
luego no hay minuto más agónico que en el que te imaginas a esa persona con las
manos puestas sobre otra piel, con sus pensamientos lejos de ti… todo se te
escapa, se te escapa la bilis, la sangre, te quedas pálido, taciturno… coges el
móvil, escribes, borras, lo tiras, y no sabes qué hacer con esa mente, qué
corre que vuela, que te vuelve loco.
Loco por no estar en su cama, loco porque no está en tu cama,
loco por no saber a qué aferrarte… ¿qué opción es la buena? ¿qué sentido tiene
todo cuánto piensas? ¿Podrás tirar de tus palabras más agónicas y reproches al sitio de dónde jamás debieron ser
escuchadas? Pensadas… leídas.
Entonces en algún lugar recóndito de tu mente surge una
idea. Entretenerte, pero no sabes cómo. ¡Todo se parece a ella! La música, las
letras todo, hasta los juegos de mesa.
Es tan aburrido, es tan poco yo imaginarte en otros brazos
que no sean los míos… Es tan poco yo desconfiar, no pensarte en los próximos
besos, en las próximas caricias… pierdo mis energías sólo pensándote, tratando
de no hacerlo más.
Al final todo es un asunto de las tripas, todo se hace
trizas en tu interior y te da vueltas en el estómago, tu cabeza te traiciona,
tus sentidos se nublan, especialmente el sentido común.
Buenas noches
Alejandro Rivas Gutiérrez
Alejandro Rivas Gutiérrez
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ResponderEliminarquizás hayas dado con el problema... poseer y no amar... quererse desde la posesión de los cuerpos, que es diferente a amarse... My_StarDust
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