Soy de esas personas qué están llenas de dudas y se llenan
de confianza, de valor de cara a los demás, parezco fuerte, arrogante,
prepotente y alguna que otra cualidad que no fácil de asumir, pero la verdad es
muy diferente. Llega la noche, y con la noche llega la soledad, la soledad de
estar conmigo mismo, de verme a mí mismo, de mirarme al espejo y ver los
defectos de mi alma, al igual que cuando estoy solo frente al espejo me fijo en
mis granos y el resto de imperfecciones de la piel.
Y en esta soledad que todos sentimos antes o después, a mí
me llega todas las noches, todas las noches porque ya no hay quién me las
llene.
Hoy con las palabras de mis amigos resuenan como las
palabras de dos hermanos, pues estos días no han sido fáciles en los últimos meses
y las dudas que uno tiene, ellos las confirman, los consejos que ya me he dado,
llegan de la boca de estos familiares, pues vosotros, amigos míos sois mi
familia, ¿lo sabéis verdad? ¿Sois conscientes de que sois la familia que he
elegido, no?
Y continuando con el comienzo quiero dejar claro que a pesar
de mi confianza, me siento solo, a pesar de mi sociabilidad, prefiero
esconderme y me he llenado de datos para
serle útil a alguien, pues no sé qué otra cosa ofrecer qué experiencia,
consejos, datos o una caricia para aliviar tu mal.
Con gusto se despide un servidor, que cómo cada noche me he marcado unas metas para mañana y no
puedo decepcionarme quedándome en la cama.
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