lunes, 21 de julio de 2014

Dedos

Clavas los dedos en tu almohada agarrándote a sensaciones hace tiempo perdidas, sensaciones que tratas recuperar y qué en cuanto tienes un momento en las que crees que estás recuperándolas, vuelves a tu almohada a agarrarla fuerte y conteniendo el aliento, pues con él se escapa algo más que aire…

Y vuelves a lo mismo, una y otra vez intentando rescatar lo mejor de ti mismo, pues en mi caso muchas veces no echo de menos una persona, sino me echo de menos  a mí, a la confianza ciega que sientes a esa fuerza que te hace sentirte  un killer… da igual lo que ocurra tienes algo que hace que todo rebote.  Felicidad, el mejor escudo, la mejor armadura, la mejor y la peor de las drogas.

Dependiente de algo: de mí mismo, de lo que sabes que tienes dentro, ese millón de caricias, ese millón de suspiros arrancados con un beso o un mordisco en su cuello, o los dos millones de besos en cada rincón de su cuerpo... hasta que estalla en carcajadas, sí de esos y de los que hacen que se encienda contigo y quiera arrancarte la ropa o la piel, depende dónde estés, ya se me entiende.

Ya mi almohada conoce mis dedos, antes conocía mis pensamientos, mis caricias no dadas, los abrazos no comprendidos…

Los tiempos cambian y ella también sufre las crisis.

Alejandro Rivas Gutiérrez

No hay comentarios:

Publicar un comentario