Quiero mirar y reconocerte, quiero mirar y sorprenderme,
quiero no dejar de pensar en ti porque pensar en ti en cierta manera me
divierte, me sorprende, me sorprende descubriéndome entretejiendo
posibilidades, risas y otras risas que sólo tú yo conocemos. Quiero alucinar
tras una copa de vino, o simplemente encontrarte tras una prolongada ausencia
al otro lado de la cama.
Y sé que hay algo mágico entre los dos polos opuestos que a
veces somos, yo tan positivo tú tan lo contrario, pero por utópico que suene,
ambos necesitan del otro para tener una existencia y un equilibrio, aunque sea
tan frágil cómo la tensión del agua…
Y existe cemento, un invento humano que nos hace sentirnos
protegidos y a salvo, pero tengo la certeza que no te sientes tan a salvo cómo
en mis brazos aunque estés bajo la lluvia. Y aunque odies mi ego y a veces
también lo odie yo, forma parte de lo que soy y me da la fuerza para estas
cursilerías y moñerías, que ojo también me dan cierto asquete, pero bueno, ¿Qué
mejor que matar a Fiona que con su arma letal? Ambos lo sabemos…
Un día puede que se acaben las letras para mis dedos, y las
imágenes se me vuelvan opacas y sea incapaz de describirlas, pero mientras
tenga memoria podré recordar una y otra vez lo que me de la gana y llenarte la
cabeza de Koalas, albergues y viajes en furgoneta.
Y si queda algo por decir, será que no llegó el momento o ya
se dijo
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