Ahogado en tequila y cerveza, en delirios y suspiros, en llantos que ahogan y no salen, en mares
que no brotan pero que existen. Ahogado, sin ver la salida. En el fondo de una
fosa que por más que nades hacia la superficie, la luz no se hace más grande.
En silencio viendo pasar las horas, mirando el reloj como
lentamente late, como lentamente cada tic, cada tac es una pulsación de un
corazón que sólo sabe sobrevivir.
Encerrado entre las paredes de mi piel, entre los recuerdos
que sólo viven en mí, sin salida pues cada salida es un herida que llena ese
mar que no encuentra salida y satura mis mejillas.
Ya casi con 28 la vida pasa lento, pero no me acuerdo en qué
momento dejé de ser feliz para simplemente vivir.
La vida con muchos años, pero muchos años sin vida. Podría
ser mi epitafio mañana.
Sharif me dio estas líneas.
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