miércoles, 22 de junio de 2016

Deseo de cada noche

Me gustaba el orden que ponías en mi vida, me gustaba que fueras como un día de otoño, cálida, fría, revuelta, imprevisible. Me gustaba sonreír al verte, correr a abrazarte, desearte desde lo más profundo de mi ser. Me gustaba hablar de nada durante horas, me gustaban los buenos días, las buenas noches, y el qué estás haciendo que te necesito.

Me gustaba la rabia que hervía en ti cuando alguien dudaba de que me quisieras, me encantaba y sonreía viendo como sufrías pensando que me ibas a perder. Sí sonría no por tu sufrimiento, sino porque no sabías que así me enamorabas un poquito más y estaba cada vez más pendiente de cada pasito que dabas.

Me gustaba que tuvieras esa independencia totalmente dependiente de mí, me encantaba que no necesitaras de mí para hacer cualquier cosa, pero que prefirieras ir al cine conmigo. Me encantaba ver que a esta obra podía o tenía que ir yo.


Me encantaba saludar al romero, me encantaba dejarte notas sobre el escritorio, o simplemente no hacerlo y que lo echaras de menos. Me encantaba hacer cosas y que aparecieras en mis recuerdos. Me encantaba, claro que me gustaba…

Hoy hablaba con el que posiblemente sea mi mejor amigo sin que el tiempo o la distancia nos dañe, y estamos decididos a irnos a vivir juntos. Justo cuando le decía “no me importa pasarlo mal, quiero vivir contigo” me imaginé esa conversación cuando te convencí de que debía de tener un Carlino.

Ya hice mi lista mental sobre las cosas que quiero para mi noche de San Juan ,para el ritual que no voy a hacer, pues si debo de creer que el pensamiento influye en algo, valdrá de más que mi quema de papeles, pero en mis deseos está tu felicidad, para mí que llegue la vida y la pelee pero para ti que llegue la felicidad.

Qué bonitos son mis recuerdos, que bonita es la vida, pero sólo a veces, otras estamos un poquito rotos, un poquito jodidos, un poquito solos.


Alejandro Rivas Gutiérrez


miércoles, 8 de junio de 2016

Amor de contrabando y versos rotos

Amor de contra bando y versos rotos.

Estamos en una era en donde nos negamos a amar, en dónde hemos amado tanto que nos han dejado tremendamente rotos. A cambio buscamos la satisfacción de una vida llena de ocupaciones que nos distraigan de nuestras tiritas, buscamos las camas de personas que se lleven nuestro cariño, que se lleven lo mejor de nosotros que estamos rotos y no queremos abrirnos, es un hecho.

Pasan las horas y crees que has mejorado, crees que todo lo olvidaste, crees que has avanzado muchísimo, ya puedes dormir, ya no sueñas, ya no te palpita el corazón como antes e incluso crees que puedes querer o incluso quieres, pero siempre habrá algo que …. Él no es perfecto, ella no es ella, él cumple con todo pero no…

¿Pero no qué? ¿Qué mierdas queremos? ¿Qué cojones vamos  a solucionar con un corazón que llenamos de costuras? ¿Qué vamos a arreglar sin dejar pasar el tiempo? ¿Cuánto tiempo ha de pasar para que no me importe verte con otro? ¿A cuántas personas hemos de besar para olvidar sus besos? ¿Cuánta magia hay en el mundo en otros besos y no encontramos?

Escribo para aliviar mi tristeza, corro para dejar mis fantasmas detrás, levanto mis pesas cada día para establecer una rutina que me separe de las viejas manías. Me levanto cada día e imagino tres cosas nuevas para reconquistarla. Me tomo el café y vuelvo a mi tarea diaria.
Viajo, veo nuevas tierras, leo, imagino nuevos mundos, pero en todos apareces. ¿y si estás en esa esquina esperando que te diga que te quiero?

Sé que todo esto no debería salir a la luz, pues posiblemente nunca me deje en buen lugar, pero quién no está roto y busca las caricias de otros para que alivien sus heridas?
¿Quién no ha llorado en silencio y ha puesto muchos jajajajas y se ha alegrado de eso?


En fín, un fin, es un principio, pero hay finales que se alargan demasiado tiempo y no son ni final ni principio de nada.
Como de esto, seguro que otro día os hablo de ello.
Fin.


Alejandro Rivas Gutiérrez