miércoles, 12 de octubre de 2016

Touché


Somos seres humanos, eso nos confiere las mismas necesidades que al resto de seres vivos. Nacemos, nos alimentamos, nos reproducimos y morimos.
Y en esta verdad absoluta caen los años y el destino que está por venir. Puede que no me lo hubiese planteado, pero haciendo gala de un descubrimiento reciente siento más incertidumbre que nunca por mi futuro.

Ya he cumplido dos de mis funciones vitales, que es nacer y alimentarme, unas veces mejor que otras. Ahora, en mi tercera función, he de decir que me he empeñado en practicar todo lo posible para que mañana mi futuro no tenga defectos. Fuiste hecho con amor, desde el primer beso al éxtasis que te empujó hasta el final.

Para reproducirse en una época como ésta en dónde la información es tan grande, sabes que tienes que cumplir con una lista. Un niño que no jugó a ser súper man o la niña que no tuvo un príncipe que le rescatase de su torreón de almohadas. Esta, no es mi idea de la paternidad.

He llegado a los 28 sin preocuparme por esto. No le di importancia al tiempo que iba sumándose en mi calendario. No le di importancia a las personas que pasaron tiempo conmigo, porque no veía preparado para tal hazaña, pero sí seguí compartiendo el tiempo con ellas… ¿puede que mi percepción del tiempo hiciera que todas fracasaran? ¿Puede que el fracaso sea fruto de no luchar por el futuro? ¿Falta de ambición pensando que todo llegará cuando deba de llegar? ¿Acaso las cosas llegan sin trabajarlas?

La realidad es que tengo 28 años, una prueba de acceso a la universidad que no me sirve para cumplir mi siguiente etapa, y años por delante que no sé cómo los sortearé, el caso es que me plantaré casi en los cuarenta siendo un novato en mi profesión y me pregunto… ¿quién querrá a un hombre como yo? Si ya hay niños más preparados para la vida que yo…

Los demonios nos asedian a todos. El amor ha sido una de mis metas antes de morir. He luchado por él. Pero sigo perdiendo batallas. Mi peor enemigo fue el miedo a mí mismo.

Debería de ser un poco más humilde, debería deja de intentar ser el mejor, debería simplemente dejarme querer con lo que soy, con lo que me duele y con lo que no me duele, debo de ser algo más auténtico, algo más yo.

Pero si he de suponer algo, supongo lo siguiente: siempre me ha dado miedo mostrarme como soy y sé que es porque si me rechazan mostrándome al 100% es un golpe fatídico.

Touché, a la mandíbula y sin bucal.

Alejandro Rivas Gutiérrez



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