Soy un ser extraño, disfruto más ayudando a los demás que
haciendo cualquier cosa para mí mismo… No sabría explicar la sensación pero me di cuenta al salir hoy del
metro.
El metro estaba pitando ya avisando del cierre de puertas, y
delante de mí había una chica ciega que empezó a mover el palo frenéticamente
como buscando el vagón. A la izquierda unos metros delante de la ciega había
una ciega que se debatía entre meterse en el vagón y ayudar a la invidente. Me
acerqué con la mejor de mis sonrisas.
-¿ Te puedo ayudar?-
-Sí, por favor.- La cara de alivio de la mujer se me quedará
para siempre. La mejor de las sensaciones que he sentido nunca…
Podría decir que he disfrutado de mil y una cosas… pero ese
momento en que entregas lo que la otra persona necesita y lo agradece con todo
lo que tiene , sinceramente… Con eso me siento más que satisfecho.
Este es un ejemplo de una situación de hoy, pero es algo que
me ocurre en mi día a día. Me siento mejor ayudando a los demás que haciendo
algo por y para mí mismo. No entiendo esas agonías de trabajar por uno mismo
como si los demás no valiesen, y mirar para tu ombligo. Lo comprendo, pero no lo
entiendo. No ganamos nada quitándole al otro. Será utópico, pero disfruto más
compartiendo que del placer egoísta de
ganar algo sólo para mi mismo.
Podría seguir hablando de mí mismo, pero no pretendo
venderme, ni de venderos una idea, hoy me he sentido de verdad bien ayudando a
esta persona. Ayudaros entre vosotros, no esperéis nada a cambio. El mundo que
te rodea será mejor. Creo
Alejandro Rivas Gutiérrez