lunes, 16 de mayo de 2016

Castillos en el Aire

Tal vez, y sólo tal vez me he cansado de pensar, tal vez y sólo tal vez quiera sentir, quiera disfrutar del aquí y del ahora, quiera compartir lo que pienso, lo que siento y lo que se sale de mí. Tal vez, y sólo tal vez, quiera viajar sin mirar la cartera, puede que esté confundido por sólo querer sentir, vivir y tocar, pero es lo que necesito.

Quiero coger el coche y poner la música al nivel adecuado, muy alto o bajito, lo que me pida la banda sonora, puede que hoy viajara hasta Finisterre con jazz o un blues que te transporte a Luissiana y que las luces de mi coche sean mi única compañía o tal vez recogería a alguien en la puerta para que no hablase durante el camino, o para reírnos en una cafetería de carretera de la gilipollez que estamos haciendo y queramos volver sin prisa y disfrutar de alguna conversación intrascendente. Estoy casi seguro que no llamaría a nadie, simplemente conducir, mi música y yo.

Puede que esté engañándome a mí otra vez, como siempre, y puede que trate de venderos un hermoso viaje, y que lo único que quiero hacer es llamar a esa puerta y esperar una sonrisa y un abrazo, y que con eso ya sienta que he llegado al fin de la Tierra, o ¿por qué cual es el fin? ¿El que marca un mapa? ¿Dónde termina la carretera, el camino, el agua?
El fin es llegar a dónde querías estar ni más ni menos, así que estamos llenos de finales. ¿Cuál sería el de hoy Martes 17 de mayo de 2016 a las 2:30 mientras suena The Man I Love de Coleman Hawkins?

Me apetece divagar, me apetece besar, me apetece dormir, sólo y acompañado, me apetece un café, un te, me apetece estar al  lado de una chimenea o en una hoguera bajo el cielo estrellado. Me apetece sentarme con los pies al vacío y sentir que puedo perderlo todo en un momento y confiar en que mi culo seguirá sin moverse como lo está al final de una silla.

Quiero luchar, quiero correr, quiero volver al gimnasio y terminar todas las rutinas que dejé a medias porque iba con prisa. Quiero sentarme a esperar la llegada de alguien. Quiero estar en silencio leyendo un libro y cerrarlo para no parar de hablar.

Quiero un beso en el cuello, quiero reírme y no pensar en los vecinos, quiero llorar de la risa, pero también quiero acostarme con una película solo en mi cuarto y con la inestimable compañía de mis doscientas cincuentaicinco almohadas…

Puede que esté loco, o simplemente todavía no sepa qué pasa en mi ciudad particular, qué ocurre en las calles de barrio, en la casita que he amueblado, en los sueños que he construido…

Castillos en el aire que nos dan a todos un poquito de oxígeno y nos permiten respirar, apartarnos de las rutinas, apartarnos del dolor, apartarnos de la vida, de esta vida que nos ata con circunstancias y circunspenciones. Me apetecía el palabro.


Muchas Gracias, pero por hoy terminamos. Buenas noches, buenos días y buenas tardes por si me llamas para tomar una cerveza.


Alejandro Rivas Gutiérrez